martes, 27 de agosto de 2013

Mi pasta favorita.


A veces nos pasa con la cocina que tomamos las cosas desde una perspectiva equivocada, pensamos que cocinar es una de esas cosas que tendremos que hacer eventualmente, como lavar el baño o pagar impuestos. Lo asociamos a un momento de nuestra vida que no queremos que llegue. Y al final está mal, porque cualquiera con un poco de noción se da cuenta que pagar impuestos y cocinar son dos cosas que no se parecen en nada.

Y el error viene desde muy atrás. Sobre todo si se te ocurrió nacer mujer. (Se los advertí). Pero está mal; para empezar y a mi parecer cocinar es la muestra más pura de amor propio, no cocinas para los demás, cocinas para ti. La única cocina honesta es la que se hace para nosotros mismos. Y es entonces cuando se puede y se debe compartir.

No se necesitan grandes ingredientes, ni grandes presupuestos, así como una gran boda nunca ha tenido nada que ver con un gran amor.

Tener un plato favorito (o unos) y cocinarlo para alguien es como enseñarle tus juguetes nuevos de Santa Claus a tu mejor amiga, es algo de lo que te sientes orgulloso y decides compartir. Aunque santa Claus sólo te haya traído calcetines

Entonces estos son mis calcetines, mi juguete nuevo. 

Pocas cosas me gustan más que la pasta. Me como, la que sea, como sea. Desde hecha en casa “from Scratch” hasta el espagueti de fiesta de niño chiquito que resulta más en un engrudo rojo que en cualquier otra cosa.

Pero cuando la hago yo soy mucho más estricta y tengo muchos principios que no rompo. La pasta al dente y punto, puede estar menos cocida, pero nunca más. Se hierve en agua sin nada, y hay que cuidarla. La otra cosa entre más simple mejor. La pasta es ingrediente y no sólo base.
Por esas razones ésta es mi pasta favorita, por lo menos en este momento. Porque también hay que recordar que el amor es eterno mientras dura*. 

El otro día la hice para elhermano y lacuñada. Hacerle a alguien tu comida favorita es una muestra rara de cariño que no debe tomarse a la ligera.

La receta la encontré en Lottie and Doof y es con mucho el mejor descubrimiento en su página.

 Ingredientes:
500 gramos de pasta. (La que sea)
5 jitomates (entre más buenos estén mejor será el resultado. Pero supongo que esto es obvio)
Albahaca, la suficiente.
2 dientes de ajo
Aceite de oliva y mantequilla
Sal de grano.
Aunque es la receta más fácil del mundo, el tiempo es un buen aliado.

Es muy fácil de hacer, hay que partir los jitomates en cuadros grandes y los echarlos a un bowl y espolvoreamos la sal de grano. Esto hace que los jitomates “suden” y ese líquido va a ser después parte de la salsa. A ese mismo bowl le echamos la albahaca cortada en listones grandes.Entre más tiempo tenga este proceso mejor. 

Mientras hay que hervir una olla grande de agua para la pasta.

Por otro lado el ajo hay que picarlo súper fino y freírlo en la mantequilla y aceite de oliva. Antes de que se queme hay que echar el jugo de los jitomates. Con el sartén ya apagado los jitomates y la albahaca, la idea es no cocinarlo

Cuando la pasta esté lista, o mejor un minuto antes de que esté lista para que no se pase, hay que escurrirla y en un platón y mezclarla con la salsa.

Y listo. Se puede poner pimienta pero no necesita nada más.


Las fotos las tome yo con el celular, mala luz y las manos llenas de jitomate, son meramente ilustrativas.

En otro momento de la vida que el tío fotógrafo se anime podremos tener otro colaborador más.

Hasta entonces.


Lu.





*La sabiduría desde luego no es mía, es de García Márquez, y se la debemos. 



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