A veces nos pasa con la cocina que tomamos las cosas desde
una perspectiva equivocada, pensamos que cocinar es una de esas cosas que
tendremos que hacer eventualmente, como lavar el baño o pagar impuestos. Lo
asociamos a un momento de nuestra vida que no queremos que llegue. Y al final está mal, porque cualquiera con un
poco de noción se da cuenta que pagar impuestos y cocinar son dos cosas que no se
parecen en nada.
Y el error viene desde muy atrás. Sobre todo si se te ocurrió
nacer mujer. (Se los advertí). Pero está mal; para empezar y a mi parecer cocinar es la
muestra más pura de amor propio, no cocinas para los demás, cocinas para ti. La única cocina honesta es la que se hace para
nosotros mismos. Y es entonces cuando se puede y se debe compartir.
No se necesitan grandes ingredientes, ni grandes
presupuestos, así como una gran boda nunca ha tenido nada que ver con un gran
amor.
Tener un plato favorito (o unos) y cocinarlo para alguien es
como enseñarle tus juguetes nuevos de Santa Claus a tu mejor amiga, es algo de
lo que te sientes orgulloso y decides compartir. Aunque santa Claus sólo te
haya traído calcetines
Entonces estos son mis calcetines, mi juguete nuevo.
Pocas cosas me gustan más que la pasta. Me como, la que sea,
como sea. Desde hecha en casa “from Scratch” hasta el espagueti de fiesta de
niño chiquito que resulta más en un engrudo rojo que en cualquier otra cosa.
Pero cuando la hago yo soy mucho más estricta y tengo muchos
principios que no rompo. La pasta al dente y punto, puede estar menos cocida,
pero nunca más. Se hierve en agua sin nada, y hay que cuidarla. La otra cosa
entre más simple mejor. La pasta es ingrediente y no sólo base.
Por esas razones ésta es mi pasta favorita, por lo menos en
este momento. Porque también hay que recordar que el amor es eterno mientras dura*.
El otro día la hice para elhermano y lacuñada. Hacerle a
alguien tu comida favorita es una muestra rara de cariño que no debe tomarse a
la ligera.
La receta la encontré en Lottie and Doof y es con mucho el
mejor descubrimiento en su página.
Ingredientes:
500 gramos de pasta. (La que sea)
5 jitomates (entre más buenos estén mejor será el resultado.
Pero supongo que esto es obvio)
Albahaca, la suficiente.
2 dientes de ajo
Aceite de oliva y mantequilla
Sal de grano.
Aunque es la receta más fácil del mundo, el tiempo es un
buen aliado.
Es muy fácil de hacer, hay que partir los jitomates en
cuadros grandes y los echarlos a un bowl y espolvoreamos la sal de grano. Esto
hace que los jitomates “suden” y ese líquido va a ser después parte de la
salsa. A ese mismo bowl le echamos la albahaca cortada en listones grandes.Entre más tiempo tenga este proceso mejor.
Mientras hay que
hervir una olla grande de agua para la pasta.
Por otro lado el ajo hay que picarlo súper fino y freírlo en
la mantequilla y aceite de oliva. Antes de que se queme hay que echar el jugo
de los jitomates. Con el sartén ya apagado los jitomates y la albahaca, la idea
es no cocinarlo
Cuando la pasta esté lista, o mejor un minuto antes de que
esté lista para que no se pase, hay que escurrirla y en un platón y mezclarla
con la salsa.
Y listo. Se puede poner pimienta pero no necesita nada más.
Las fotos las tome yo con el celular, mala luz y las manos
llenas de jitomate, son meramente ilustrativas.
En otro momento de la vida que el tío fotógrafo se anime
podremos tener otro colaborador más.
Hasta entonces.
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